Se conoce como asesino serial a aquel individuo que ha asesinado a tres o más personas en un lapso de tiempo mayor a un mes, dejando, entre un asesinato y el otro un tiempo muerto y cuya principal motivación a la hora de matar se encuentra en la satisfacción psicológica que le proporciona el acto de matar.
La mayoría de los asesinos en serie tienen antecedentes enfermizos. Se sabe que, frecuentemente, fueron víctimas de abusos durante su infancia, ya sea física, sexual o psicológicamente, toda vez que existe una correlación entre los abusos de su infancia y los crímenes que cometen.
El elemento de fantasía en el desarrollo de los asesinos en serie es extremadamente importante. A menudo fantasean acerca de asesinar durante y aún después de la adolescencia. Sueñan despiertos de manera compulsiva sobre dominación, sometimiento y asesinato, usualmente con elementos muy específicos de sus fantasías que después aparecen en sus crímenes reales.
Otros disfrutan leyendo historias de sadismo, llenos de violación, tortura y homicidio. En algunos casos, estos rasgos no están presentes. Una vez que el asesino serial comienza con sus actos delictivos no puede parar (o solo en contadas veces). Aquellos que no son capaces de controlar sus impulsos homicidas son más fáciles de atrapar.
Desde el punto de vista filosófico admitido por muchos psiquiatras y psicólogos, el asesino serial se autoconstruye, se hace a sí mismo en la medida en que tiene la posibilidad de elegir qué reacciones tomar ante lo que le sucede, pero esta aclaración no debe tener peso en el asunto, ya que, cuando se habla de que “el asesino se hace”, se habla tanto de que las circunstancias lo construyen como de que él se autoconstruye como respuesta a esas circunstancias.
La característica del “trastorno de personalidad antisocial” es típica en estas personas y se debe a circunstancias como: falta de empatía, una personalidad narcisista, un patrón de grandiosidad general en la imaginación, un comportamiento con necesidad de admiración caracterizado por la arrogancia y la soberbia. Utilizan la manipulación como medio para satisfacer los propios deseos.
Los asesinos seriales pueden estar en todos lados y ser descubiertos cuando menos lo esperan. Ellos lo planean todo a la perfección, normalmente son inteligentes y algunos de ellos, muy bien parecidos. No sabemos cómo, pero sin desearlo nos involucramos con ellos y, como en una película oscura, podemos terminar en bolsas negras de basura que el camión triture para darnos el más horrible de los finales.
Ellos son especialmente aterradores, pues a diferencia de un crimen pasional en el que el asesino solamente tiene una víctima en mente y cuando cumpla su cometido parará, los asesinos seriales se guían a través de patrones de vestimenta, comportamientos físicos que se convierten en una obsesión; y, sin una víctima específica, matan a aquellos que parecieran no tener una relación lógica con ellos.
No hay una motivación común, el American Journal of Psychiatry asegura que un asesino serial lo es cuando asesina a tres o más personas pero sigue un patrón. El FBI asegura que sus principales motivaciones siempre son ansias de poder y compulsión sexual, pero no son las únicas.
Aunque cabría poner en discusión la plena validez del título con que encabezamos esta nota (porque el fenómeno del crimen en serie no es reciente sino que goza de larga y triste data) podemos afirmar sin titubeos que esta realidad se acentuó de forma alarmante en nuestra sociedad actual.
Su compulsión no es debida a factores aleatorios, pues no depende tanto de la sociedad en que vive sino que estaría básicamente configurada por su carga genética, de acuerdo a la opinión predominante manejada por los modernos expertos en el tema de la criminalidad seriada. Aunque con ecos en la vieja escuela del pensamiento lombrosiano se estima, aún al presente, que habría algo en los genes que conduce a una persona a convertirse en un asesino en serie, o bien que su predisposición criminal ya está determinada antes de nacer. Expertos del calibre de la Dra. Helen Morrison han enfatizado que el ultimador serial lo es ya en el vientre de su madre durante el embarazo, que lo es en estado de feto, y aún desde que el espermatozoide fecunda al óvulo y establece la composición de un nuevo ser. Los genes originarían un cerebro trastornado y enfermo con tendencia a generar un asesino en serie.
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